Una tarde un famoso banquero iba en su limusina
cuando vio a dos hombres a la orilla de la carretera comiendo césped.
Preocupado, ordenó a su chofer detenerse y bajó a
investigar.
Le preguntó a uno de
ellos:
¿Por qué están
comiéndose el césped?
- No tenemos
dinero para comida. - dijo el pobre hombre - Por eso tenemos que comer césped.
-
Bueno,
entonces vengan a mi casa
que yo los alimentaré - dijo el banquero.
-
Gracias, pero
tengo esposa y dos hijos conmigo. Están allí, debajo de aquél árbol.
-
Que vengan
también, - dijo nuevamente el banquero.
Volviéndose al otro pobre hombre le dijo:
- Ud. también puede
venir.
El hombre, con una
voz lastimosa dijo:
-
Pero, Sr., yo
también tengo esposa y seis hijos conmigo!
-
Pues que
vengan también. - respondió el banquero.
Entraron todos en el
enorme y lujoso coche. Una vez en camino, uno de los hombres miró al banquero y
le dijo:
- Sr., es usted
muy bueno. Muchas
gracias por
llevarnos a todos!!!
El banquero le contestó: -¡Hombre, no tenga
vergüenza, soy muy feliz de hacerlo!.
Les va a encantar mi casa.... ¡El césped está como de veinte centímetros
de alto!
Moraleja:
Cuando creas que un banquero te está ayudando,
piénsalo dos veces.
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